
La cebra Camila se olvidó los tirantes. El viento sopló… y sus rayas salieron volando como si fueran hojas al viento. Así, de golpe, se quedó blanca. Perpleja. Sin saber muy bien si esconderse, llorar o echarse a reír.
A partir de ahí, empieza una cadena de encuentros inesperados. Camila se cruza con varios animales. Uno a uno, sin pedir explicaciones, le ofrecen lo que tienen a mano: el caracol le regala un hilo de seda, la serpiente una trenza tejida con juncia, el flamenco una pluma. También están el oso, la cabra, un pájaro… Todos aportan algo, cada uno a su manera. No preguntan, no juzgan. Ayudan porque sí.
Con cada gesto, Camila recupera una raya. Ya no son como antes, pero le sirven. Son distintas, como ella. Y eso no está mal. No vuelve a ser la misma de antes, pero eso tampoco es un problema. A veces cambiar también puede ser bonito.
Lo que me gusta de la cebra Camila
La historia es de Marisa Núñez, con ilustraciones de Óscar Villán, y está publicada por Kalandraka, una editorial que siempre apuesta por cuentos con personalidad. También tenemos Orejas de mariposa, otro de sus títulos que nos encanta. Es un libro directo y sincero, que habla de autoestima y de cómo darle la vuelta a las burlas sin ponerse a la defensiva. En el fondo, Camila y Mara comparten una idea muy valiosa: aceptarse como son, sin intentar encajar a toda costa.
Este cuento de Camila tiene algo especial. Tiene ritmo, ternura y un punto de humor, todo en uno. Y funciona. Es de esos libros que, sin darte cuenta, vuelven a salir del estante una y otra vez.

Nuestra forma de disfrutarlo
Es uno de esos cuentos que siempre volvemos a leer, por eso escribo esto. A mi hija le hace mucha gracia la cebra y no es para menos, tiene una cara graciosa y, a veces, no sé si parece más una cebra o un caballo momia. A veces con solo mirarla ya se ríe. Le encanta adelantarse a las frases que se repiten y decirlas antes que yo. O me corrige si me salto algo. Tiene ese tipo de ritmo que engancha: no se hace pesado, suena bien y se disfruta cada vez.
También me gusta que no se alarga más de lo necesario. El cuento está muy bien equilibrado: el texto dice lo necesario y las ilustraciones cuentan el resto. Las imágenes son grandes, llenas de color, y los personajes transmiten mucho con sus expresiones. Camila cae bien desde el principio, y los animales que la ayudan también.
El cuento habla de cosas importantes: empatía, generosidad, autoestima, amistad… Y lo hace con una suavidad que llega. A veces, cuando lo terminamos, mi hija se queda en silencio. O me suelta algo como: “yo también le daría algo a Camila”. Y con eso, pues yo ya me quedo contenta.
¿Te apetece conocer la cebra Camila?
Puedes echarle un vistazo aquí:
¿Conocías a la cebra Camila?
Si ya lo habéis leído en casa o te ha llamado la atención, me encantará leerte en los comentarios.
Y para seguir descubriendo historias que suman:
- Elmer el Elefante Multicolor – Un cuento que celebra lo diferente con ternura, humor y mucho color. Perfecto para recordar que no hace falta parecerse a los demás para ser uno mismo.
- Las jirafas no pueden bailar – Una historia que invita a confiar en uno mismo y a encontrar tu propio ritmo, aunque al principio nadie lo entienda.
- Nos tratamos bien – Un libro sencillo pero muy claro para hablar con los peques sobre respeto, cuidado mutuo y cómo convivir con amabilidad.
Nota rápida: En este artículo hay un enlace de afiliado. Si compras a través de él, recibo una mini comisión (sin coste extra para ti, por supuesto). Me ayuda a cubrir los gastos del sitio. ¿Las opiniones? Siempre sinceras: solo recomiendo libros que conozco y que realmente creo que pueden ser útiles.
Gracias por haber llegado hasta aquí.
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