
Las jirafas no pueden bailar (Pop-up): una historia que salta de las páginas
¿Alguna vez has visto a una jirafa bailar? Yo tampoco… hasta que conocí a Chufa. Las jirafas no pueden bailar, en su versión pop-up, llegó a nuestras manos casi por casualidad y desde entonces es de esos libros que se quedan a vivir en la estantería porque siempre apetece volver a él.
Desde el primer momento, mi hija y yo nos quedamos embobadas con la magia de sus páginas desplegables. Es una pasada ver cómo Chufa y sus amigos cobran vida en cada movimiento, como si de verdad estuvieran danzando ante nuestros ojos.
Chufa y el arte de encontrar su propio ritmo
La historia es sencilla pero poderosa. Chufa es una jirafa con patas larguiruchas y torcidas que, por mucho que lo intente, no consigue bailar. Pero ahí está ella, con toda la ilusión del mundo, dispuesta a intentarlo en el gran campeonato de baile de la selva. Spoiler: no le va muy bien al principio. Los demás animales, con sus movimientos perfectos, no se lo ponen fácil y ella acaba sintiéndose fuera de lugar.
Por suerte, un pequeño grillo aparece en escena para recordarle algo que todos deberíamos tener presente: cada uno tiene su propio ritmo, solo hay que encontrarlo.
Y aquí es donde este libro gana puntos. No se anda con rodeos: cada uno es especial a su manera y está bien hacer las cosas a su ritmo. ¿Cuántas veces nos hemos sentido torpes o incapaces? Los niños también pasan por eso, y Chufa les muestra que, con paciencia y confianza, todo fluye mejor.
Un pop-up espectacular, pero frágil
Si hay algo que hace que esta edición sea aún más especial es el formato pop-up. La historia es bonita de por sí, pero con los desplegables se convierte en toda una experiencia. Mi hija alucina cada vez que abre una página y los animales “salen” a bailar, como si la selva entera estuviera dentro del libro.
Ahora bien, hay que manejarlo con cuidado. Lo aprendimos por las malas cuando un pequeño terremoto de tres años lo agarró con demasiado entusiasmo… y bueno, digamos que algunos animales dejaron de bailar. Desde entonces, lo tratamos con mimo porque sabemos que es un libro que queremos conservar.

Lo de los pop-ups es genial, pero lo mejor es que detrás de tanta magia hay un mensaje que vale la pena recordar: la importancia de la autoestima, de confiar en uno mismo y de no compararse con los demás. Para los niños, es un recordatorio bonito de que no pasa nada si no hacen las cosas igual que el resto. Y para los adultos… bueno, también nos viene bien recordarlo de vez en cuando.
Diría que es perfecto para peques de cuatro años en adelante, cuando empiezan a probar cosas sin preocuparse tanto por si lo hacen bien o mal. Y aunque no sea un cuento para leer a diario (porque el formato lo hace más delicado), sí es uno de esos que siempre apetece recuperar.
En resumen, Las jirafas no pueden bailar en versión pop-up es muy recomendable. Divertido, bonito y con un mensaje que nunca está de más recordar. Eso sí, si hay niños muy pequeños en casa, mejor tenerlo vigilado de cerca… o hacerle un seguro.
¿Te apetece llevarte a Chufa a casa? Puedes encontrar el libro aquí:
¿Ya conocías Las jirafas no pueden bailar? Cuéntame en los comentarios qué te ha parecido o qué otros libros pop-up han sido un éxito en casa.
A mi hija le encantan los peluches. Podría decir que incluso más que cualquier otro juguete. Le encanta inventar historias con ellos, hablarles, abrazarlos… Y como Las jirafas no pueden bailar es uno de sus cuentos preferidos, pensé en buscarle una jirafa para acompañar la lectura.
Encontré esta figura de Tonies, que representa al personaje original del cuento en inglés, llamado Gerald (en España se llama Chufa). Es un juguete bonito, hecho a mano, resistente y con un diseño muy fiel al libro. Además, incluye el cuento narrado en inglés. Pero claro, es un juguete rígido, no blandito, y no es lo que le gustaría a mi hija. Aun así, lo dejo aquí por si a alguien le interesa:

Como lo que buscaba era algo abrazable, se me ocurrió buscar un peluche. Y encontré esta jirafa tan mona, mucho más económica y perfecta para crear historias, jugar e incluso dormir con ella.
No es el personaje oficial del cuento, pero cumple su función con creces. En casa ya tiene nombre y forma parte de nuestras noches de lectura.

¿Te has quedado con ganas de más historias que hablen de autoestima, diferencias o aceptación?
Aquí tienes otras lecturas que también celebran lo especial que hay en cada niño:
- Elmer, el elefante multicolor – Una historia tierna sobre lo bonito de ser diferente.
- Orejas de mariposa – Un cuento que transforma las inseguridades en algo positivo y poderoso.
- ¿Qué necesito cuando me enfado? – Perfecto para hablar de emociones y aprender a gestionarlas con calma.
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Gracias por haber llegado hasta aquí.
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